Tenemos la gran suerte de haber escogido una profesión que nos brinda la posibilidad de vivir momentos inolvidables y ser a lugares y al lado de personas que te enriquecen y estimulan para, al día siguiente, volver a la oficina con las pilas cargadas y ganas de hacer mucho más y hacerlo mucho mejor. Es lo que nos pasó el martes, en la fiesta de entrega del premio del Catalán del Año 2001, en el Teatro Nacional de Cataluña.

Hace tres años que asistimos a la cita, pero la de este año era aún más especial que las anteriores. Especial para que acudíamos acompañando y ayudando a Nandu Jubany, uno de los pilares de la cena del año, el festín gastronómico posterior a la gala que hace las delicias de los asistentes con las propuestas de diez chefs de referencia, y que ya se ha convertido en todo un clásico. Trabajar junto a Nandu te contagia de su capacidad insaciable de crear, de la manera de coger el toro por los cuernos y de aquel «pecho y cojones» de cuando tiene delante 600 personas con hambre y ganas de disfrutar comiendo. Y te da alas.

Y especial sobre todo porque como comunicadoras llegábamos a la gala convencidas de que era Puyal quien debía llevarse el galardón de esta edición. Fue muy estimulante ver en directo como en Puyal recogía un reconocimiento más que merecido, que tomó la forma de un homenaje a un trabajo que día a día y año tras año, ha contribuido a hacer crecer un periodismo que, según dijo él mismo en su discurso, «es esencial en la sociedad democrática y ahora está en crisis».

Compartimos plenamente su manera de entender la comunicación, y aplaudimos el mensaje de su discurso en el momento de recoger el premio. Puyal cree en el trabajo en equipo, en el empuje de aquellos que tienen ganas de hacer grandes cosas y hacerlas bien hechas. En un discurso común: «Necesitamos pensadores lúcidos, ideas para, entre todos, encontrar líneas válidas de pensamiento e intentar salir de la crisis», dijo con las palabras bien elegidas y una voz privilegiada.

Es cierto. La tarea comunicativa de los periodistas y los medios de comunicación puede ayudar a sacar adelante un país que ahora necesita más apoyos que nunca. Si en sus artículos y editoriales sustituyen el tono pesimista y la palabra crisis por mensajes estimuladores y llenos de retos, quizás contribuirán a sacar el país adelante o, como mínimo, a no hacerlo retroceder más todavía.

Puyal es crítico con los medios y los políticos, pero también es realista y sincero, y por ello apuntó la parte de culpa que tenemos todos y cada uno de los miembros de la sociedad: «Hemos confundido la felicidad con el dinero. Hemos confundido la crisis económica con la crisis moral. Nos hemos acostumbrado a vivir bien y hemos olvidado la política del esfuerzo «. Y también por eso interpeló directamente al presidente del Gobierno. A Artur Mas le dijo que a veces, cuando el miraba, le parecía ver una chispa de soledad en su rostro, «como si se enfrentara a una multitud de problemas con entusiasmo pero como un navegante solitario». Y le pidió que, si alguna vez le pasa esto «sepa que tiene todo un pueblo detrás. Los catalanes, si vamos juntos, somos invencibles. »

Escucha el discurso íntegro de Puyal