Esta tarde a Dívik el ambiente relajado se palpa por todos los rincones. Y no es porque se acerque Semana Santa y tengamos a tocar un breve ruptura de la rutina laboral. Lo que pasa es que acabamos de regresar de una sesión de yoga que nos ha ofrecido uno de nuestros clientes, Equisens, en las instalaciones de Tu Centro de Vic.
Ha sido una experiencia intensa, física y espiritualmente, pero sobre todo ha sido una iniciativa útil e interesante que nos ha permitido sentir en la propia piel el servicio que con nuestras acciones de comunicación y marketing ayudamos a dar a conocer. Y sí. Montse y Marta nos han demostrado lo que hace tiempo que nos cuentan: que una buena planificación con herramientas de yoga y meditación puede mejorar habilidades como el liderazgo y la creatividad y ayudar a las empresas a alcanzar sus objetivos.
La de hoy es sólo una pequeña muestra de una iniciativa que a Dívik intentamos aplicar a la mayoría de productos y servicios de nuestros clientes. Como podríamos aportar valor añadido a sus proyectos si primero no nos ponemos en la piel de sus usuarios finales y descubrimos que sienten y qué emociones los mueven cuando buscan y prueban un producto o servicio concreto?
Esta experiencia, que puede parecer anecdótica, la hemos aplicado a clientes de muchos sectores. Por ejemplo, probando los platos que acaba de idear un chef de primer nivel antes de explicar su creatividad; degustando la nueva gama de productos gastronómicos de un productor del sector de la alimentación; visitando los centros de producción de clientes industriales; haciendo una inmersión en inglés durante todo un fin de semana junto a un grupo de empresarios; o actuando como clientes a puntos de venta para vivir la experiencia de compra en un establecimiento de retail.
Este es uno de los fundamentos del neuromàrquetig. Y al mismo tiempo es mantenernos fieles a una idea que no nos cansamos de repetir: el marketing es sentido común, pero también es empatía. Es ir más allá de la aplicación de técnicas y metodologías (también muy necesarias) para escuchar los sentimientos y las percepciones.
Viviendo la experiencia intensamente, sin reservas, se puede aportar mucho valor añadido.