«Yo he venido a hablar de mi libro», dijo Francisco Umbral «. Su frase, tristemente célebre, vuelta por la cabeza de los asistentes a un número indefinido, pero seguro numeroso, de jornadas, congresos, conferencias, charlas y presentaciones varias donde han acudido con la ingenua esperanza de escuchar un ponente desarrollando con conocimiento de causa, de forma pedagógica, enriquecedora, ilustrativa y estimulante, el tema que da nombre al evento. De hecho, este es teóricamente el objetivo de cualquier ponencia. Y por eso es sorprendente que tantas veces los temas tratados no tengan nada que ver con el título y la descripción inicial del acto.
Haciendo un símil, las presentaciones son la comunicación, lo que las obras de teatro son la interpretación. Los espectadores sentados en primera fila, el presentador notando la presión del directo, sin espacio para el error en el objetivo de transmitir su mensaje.
Y ciertamente, tan importante es el mensaje como el mensajero y, sobre todo, la reacción que éste es capaz de provocar a la audiencia. El ejemplo más recurrente e ilustrativo son las presentaciones de Steve Jobs con su austera pero a la vez inconmensurable escenografía, elevada al máximo exponente el día de la defensa de Apple en la crisis del antennagate. El secreto, en este caso, no se encuentra ni en el producto ni en la solución que se presenta, sino en la genial actuación de Jobs en el escenario : como gesticula, como muestra su indignación, como pasa del tono más agresivo al tono más paternal, con qué «tempo» domina la evolución de la exposición, qué sensaciones provoca a la audiencia …
Entendiendo la presentación como una herramienta clave en el proceso de marketing que influye en los stakeholders de cada negocio, es necesario que esta rama de la comunicación sea revalorizada como se merece dentro de nuestro tejido empresarial. Puede que tengamos el mejor servicio o producto, puede que seamos los máximos conocedores o gurús de la materia … Pero también puede ser que, si no tenemos cuidado, nos convertimos sin darnos cuenta en en los mejores representantes comerciales de Morfeo . Y de rebote le hacemos un flaco favor a nuestro verdadero negocio.
Sólo se trata de dar un pequeño empujón a grandes profesionales para que se conviertan en buenos comunicadores que, más allá de dedicar muchas horas a la preparación del típico y tópico «Power Point», puedan reforzar la puesta en escena para conseguir su objetivo. De estrategias hay a montones: desde interpelar al público o saber incluir notas de humor en el discurso hasta sorprender con imágenes que capten y mantengan el interés … Sólo hay que seleccionar las más adecuadas y saber cómo adaptar -las a la personalidad de cada uno.
Y como colofón, una pincelada del gurú estadounidense de la innovación Scott Anthony (@ScottDAnthony), en una presentación donde se mueve como pez en el agua, hablando del proceso de transformación del modelo de negocio a las empresas.