Conseguir que madres e hijos se dijeran «te quiero».

Así de fácil parecía el reto cuando el equipo del Consorcio de Servicios Sociales de Osona nos pidió nuestra ayuda para hacerlo posible.

Una decena de madres con sus hijos respectivos estaban participando en unos talleres experimentales creados como espacio de encuentro para estas mujeres, con el objetivo de compartir experiencias y ayudarse con el acompañamiento y el refuerzo de un equipo de educadores.

Madres e hijos que no lo habían tenido nada fácil para salir adelante. Madres que a menudo se sentían perdidas en la educación de los hijos o incluso cuestionadas.

El objetivo que nos marcó el equipo de educadores era claro: cerrar el taller logrando estrechar con la comunicación de madres e hijos en un entorno íntimo que les permitiera expresar todo lo que sentían los unos y los otros.

Junto a la Nieves y Julio, los educadores, y del realizador Arnau Costa dibujamos dos proyectos: uno para las madres con los hijos más pequeños y otro para las madres con hijos adolescentes.

Para cada uno de los grupos creamos un proyecto audiovisual diferente. Los más pequeños tenían que dibujar como veían su madre, sin que la madre viera el dibujo hasta el final. Los mayores interlocutar con su madre a través de un espejo. Mientras los educadores les hacían preguntas, madres e hijos abrirse de tal manera a través del espejo hasta el punto de que muchos de ellos se dijeron por primera vez Te quiero.

Antes de entrar en la habitación donde los esperábamos para rodar, los pequeños hicieron galletas, y los grandes hicieron pizza. Después … entraron con su madre en una habitación donde los esperaba una cámara, un caballete y un espejo.

Definir qué significó para Dívik esta experiencia es prácticamente imposible. El aprendizaje que hicimos junto a estas luchadoras seguramente es tan grande como los «t’estimos» que llegamos a sentir.

Más allá de la emoción y las lágrimas de satisfacción que hemos derramado en este proyecto, profesionalmente nos ha permitido dar un gran salto adelante sintiendo que nuestro trabajo no ha sido sólo la divulgación de un proyecto, sino que ha sido una herramienta para alcanzar el objetivo del taller.

Por si alguien todavía duda del poder de la comunicación, haga un vistazo a los vídeos e imagine que se siente habiendo formado parte de un equipo que ha luchado para hacer posible el vínculo que todas las madres e hijos de este mundo merecen